Llevo un tiempo queriéndolo decir, pero tengo miedo de que cambie -para ser sinceros, no es miedo, es sólo que ya me estoy acostumbrando a ello- soy feliz.
De una u otra manera, lo soy. Y quizás sea porque ya no me paro tanto a pensar, que disfruto haciendo lo que quiero, las horas se me van volás. Por fín sé lo que quiero para mi día a día, el caso es que quiero tantas cosas que no se puede llegar a saber. Pero me gusta querer, más y más, no como un bicho que lo absorbe todo, sino la manera en la que se alcanzan.
Hoy no tengo la mente ordenada, sin embargo son los días en que creo tener las cosas más claras. El caso es que cambio tanto de opinión -voy, vuelvo, y llego a la misma conclusión- que no podría nunca describir lo que siento, lo que veo, lo que deseo. O tal vez sí. Pero me gusto así, toda hecha un lío, como cualquier cascos de mp3 metidos en un bolsillo. Y mañana puede que no piense lo mismo.
Quiero ser feliz, y sobre todo, quiero hacer feliz. Pero hay gente que no se deja.
lunes, 3 de diciembre de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)