Te sientas en paradas de autobuses, con la mirada vacía y la espalda encorvada. La gente pasa y tú no los ves. La gente se sienta a tu lado y no lo sientes.
Quieres influir lo menos posible en esta vida; te gusta pasar desapercibida y sentir que nadie te mira.
Y ahí entro yo. Me gusta mirarte. Juego a ser psicólogo.
Las pocas veces que hablamos, de cosas esporádicas y sin sentido, las guardo en una caja con llave. Todos los días me imagino una dimensión paralela en la que simplemente me miras a los ojos, o ríes, o hablamos de cualquier cosa. Pero a ti no te gusta conversar... respondes con monosílabos y asientes con la cabeza. Todo lo que sé de ti es algo exterior. No te dejas querer; no quieres ser querida ni querer a alguien, te parece una pérdida de tiempo.
Sé que cuando pasa alguien conocido por tu lado no lo saludas, sé que cuando paso por tu lado no me saludas.